Las ballenas han sido reconocidas durante años por su capacidad de fertilizar los océanos mediante la defecación en la superficie, pero ahora un estudio revela que también lo hacen a través de su orina. Según la investigación publicada en Nature Communications, estos mamíferos marinos transfieren miles de toneladas de nutrientes a lo largo de cuencas oceánicas enteras.
El estudio, liderado por investigadores de la Universidad de Vermont, detalla cómo especies como las ballenas jorobadas, francas y grises actúan como un "gran embudo" que canaliza nitrógeno desde las aguas frías del norte hasta zonas cálidas cerca del ecuador, donde se reproducen. Este aporte nutricional es esencial para el fitoplancton, base de la cadena alimenticia marina.
Los investigadores calcularon que cada año las ballenas transportan aproximadamente 4.000 toneladas de nitrógeno a regiones tropicales y subtropicales, además de contribuir con más de 45.000 toneladas de biomasa. Antes de la caza masiva de ballenas, estos valores eran hasta tres veces mayores, lo que indica el impacto que la reducción de sus poblaciones ha tenido en los ecosistemas oceánicos.
Joe Roman, biólogo y autor principal del estudio, explica que la migración de ballenas es una especie de "cinta transportadora de nutrientes". Durante el verano, se alimentan en aguas ricas en krill y arenque en Alaska o Islandia, acumulando grasa. En invierno, migran a zonas de apareamiento como Hawái, liberando nutrientes esenciales en forma de orina, piel y hasta restos de placentas.
Se estima que algunas especies pueden orinar hasta 1.000 litros al día, una cantidad enorme en comparación con otros animales. Este proceso, según el oceanógrafo Andrew Pershing, demuestra que las ballenas tienen un impacto ecológico a escala planetaria, comparable con el de los humanos en términos de redistribución de recursos naturales.
Los expertos advierten que la caza industrial de ballenas en los siglos pasados redujo drásticamente este flujo de nutrientes. A pesar de los esfuerzos de conservación, muchas poblaciones aún no han alcanzado sus niveles históricos. Recuperar sus números podría restaurar procesos ecológicos clave en los océanos, beneficiando a especies como tiburones, peces e invertebrados.
"Las ballenas no solo son guardianas del océano, sino que también actúan como ingenieras ecológicas", concluye Roman. Este estudio refuerza la importancia de proteger a estos gigantes marinos, no solo por su valor intrínseco, sino por su papel en el mantenimiento del equilibrio oceánico y la biodiversidad global.
Referencias: Discovery: The Great Whale Pee Funnel