En los últimos años, la zona volcánica de los Campi Flegrei, al suroeste de Italia, ha sido sacudida por una creciente actividad sísmica que ha inquietado a la población local y a las autoridades. Ahora, un estudio liderado por la Universidad de Stanford sugiere que estos disturbios podrían ser prevenibles al controlar el flujo de agua subterránea que incrementa la presión dentro del yacimiento geotérmico bajo Pozzuoli.
Crédito: Tiziana Vanorio e INGV.
Publicado el 2 de mayo de 2025 en la revista Science Advances, el trabajo demuestra que la presión acumulada por agua y vapor —no el ascenso de magma— es el principal desencadenante de los terremotos. Mediante imágenes tomográficas del subsuelo y simulaciones de laboratorio, los investigadores identificaron un ciclo de sobrepresión y fractura que se repitió durante los brotes sísmicos de 1982-1984 y 2011-2024.
El papel del agua subterránea y la roca de cobertura
La autora principal, Tiziana Vanorio, explica que el sistema geotérmico funciona como una “cafetera a presión”: el agua se filtra lentamente, se calienta en profundidad y, al no poder escapar debido al sellado de la roca de cobertura, provoca fracturas que liberan energía sísmica. Esta tapa rocosa, de naturaleza fibrosa, actúa como un reforzador estructural que acumula tensión antes de romperse.
Mediante experimentos de laboratorio que replicaron condiciones reales de Campi Flegrei, los científicos observaron cómo las grietas en las rocas se sellaban con fibras minerales en cuestión de horas, bloqueando la salida del vapor y aumentando la presión. Este fenómeno sugiere que la presión geotérmica puede gestionarse antes de que desencadene terremotos.
El estudio revela que no es el magma, sino la acumulación de agua sellada, lo que causa los temblores. Por tanto, extraer fluidos del subsuelo o canalizar la escorrentía superficial podría estabilizar el sistema, permitiendo un enfoque proactivo en lugar de meramente reactivo.
Un patrón cíclico y una causa común
Grazia De Landro, coautora del estudio y sismóloga italiana, destaca las similitudes entre los eventos sísmicos separados por décadas, tanto en su intensidad como en los patrones de deformación del terreno. Esto refuerza la teoría de que existe un mecanismo común que opera cíclicamente y puede anticiparse.
El patrón observado muestra que los terremotos comienzan a poca profundidad (1,6 km) y se profundizan con el tiempo, en contraposición a la idea de un ascenso de magma. Esta diferencia es clave para replantear los modelos tradicionales de predicción sísmica en zonas volcánicas.
Desde los disturbios de los años 80, el puerto de Pozzuoli se volvió inservible por la elevación del terreno, y miles de residentes fueron evacuados. Hoy, con estos nuevos hallazgos, se abre una ventana de esperanza para mitigar futuros riesgos sin esperar a que ocurran los desastres.
Campi Flegrei: tierra que respira y se transforma
La caldera de Campi Flegrei, de 13 kilómetros de diámetro, respira como un organismo vivo. Se eleva, se hunde, emite gases y altera el paisaje sin necesidad de erupciones. En algunas zonas, el suelo ha subido o bajado varios metros en cuestión de meses.
Vanorio, quien vivió en Pozzuoli durante los disturbios de los 80, subraya el impacto humano de esta actividad geológica. “Muchos perdieron sus casas. Por eso este proyecto es personal. Demostramos que es posible gestionar el sistema en lugar de simplemente vigilarlo”.
Un nuevo enfoque: prevención activa
El modelo propuesto compara la gestión volcánica con la medicina preventiva. No se trata solo de reaccionar cuando se detecta peligro, sino de intervenir antes, canalizando el agua, monitoreando acuíferos y extrayendo fluidos cuando la presión aumenta peligrosamente.
Tiziana Vanorio lo resume como una “tormenta geológica perfecta”: magma, fluido y tapa. Aunque no se puede controlar el magma, sí se puede regular el agua, y con ella, reducir el riesgo sísmico. La propuesta busca que las autoridades italianas adopten este enfoque para proteger a más de medio millón de personas que viven sobre la caldera.
Referencias: Science Advances – DOI: 10.1126/sciadv.adt2067