03 Feb 2025 - 07:57 UTC

El deshielo en el Ártico amenaza a los osos polares y a toda la fauna polar

El derretimiento del hielo marino no solo pone en peligro a los osos polares, sino que afecta a todo el ecosistema del Ártico. Según un artículo de National Geographic, el aumento de las temperaturas altera los patrones de caza, reproducción y migración de diversas especies polares, poniendo en riesgo su supervivencia.

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Aldo Venuta Rodríguez - Editor Iceebook
Dos osos polares sobre un fragmento de hielo flotante en el Ártico, rodeados de agua y señales de deshielo.

Osos polares: los más afectados por el deshielo

La reducción del hielo marino obliga a los osos polares a recorrer distancias cada vez mayores en busca de alimento. Según un estudio de la Universidad de Washington, este sobreesfuerzo físico provoca un desgaste energético que afecta su salud y supervivencia. Además, la falta de presas marinas, como las focas, incrementa el riesgo de inanición, especialmente entre las crías.

Algunas organizaciones conservacionistas, como WWF, advierten que la población de osos polares podría reducirse en un 30 % para 2050 si no se frena el calentamiento global. Investigadores como Ian Stirling, de la Universidad de Alberta, incluso sugieren que, a largo plazo, los osos polares podrían ser reemplazados en la cadena trófica por otros depredadores más adaptados a aguas cálidas, como las orcas.

Morsas: adaptación difícil a un Ártico cambiante

Las morsas del Pacífico, otro símbolo del ecosistema polar, también enfrentan graves desafíos. En condiciones normales, estas criaturas utilizan la banquisa para dar a luz, descansar y escapar de los depredadores. Sin embargo, el deshielo forzado las obliga a desplazarse más lejos para encontrar superficies estables, incrementando el estrés y la fatiga.

Un informe publicado por WWF señala que algunas poblaciones de morsas en el mar de Chukchi (entre Rusia y Alaska) han comenzado a agruparse en playas costeras en lugar de en el hielo, lo que las hace más vulnerables a depredadores y a la actividad humana.

Narvales: el estrés del tráfico marítimo

Conocidos como los "unicornios del mar", los narvales han demostrado una notable capacidad de adaptación a los cambios climáticos a lo largo de la historia. Sin embargo, la acelerada desaparición del hielo marino está afectando su forma de vida. Estos cetáceos se alimentan principalmente en invierno, cuando migran hacia el norte, pero el deshielo prolongado podría reducir sus oportunidades de caza, poniendo en riesgo su supervivencia.

Además, un estudio liderado por Mads Peter Heide-Jørgensen, del Instituto de Recursos Naturales de Nuuk, descubrió que el incremento del tráfico marítimo en el Ártico está causando un aumento significativo en los niveles de estrés de los narvales. El ruido de los barcos "paraliza" a estos animales, disminuyendo su ritmo cardíaco y afectando su capacidad para huir o encontrar alimento.

Zorro ártico: una tundra menos habitable

El zorro ártico, una especie dependiente de la tundra, también está sufriendo las consecuencias del cambio climático. A medida que los inviernos se vuelven más suaves y las precipitaciones aumentan, se altera el ecosistema del que dependen sus presas, como los lemmings y topillos.

El deshielo favorece la expansión de especies del sur, aumentando la competencia por los recursos y la propagación de enfermedades. Como resultado, el zorro ártico enfrenta una reducción de su hábitat y una menor disponibilidad de alimento, lo que podría comprometer sus poblaciones a largo plazo.

Impacto en la base de la cadena alimentaria

Más allá de los mamíferos icónicos del Ártico, el cambio climático está afectando la base misma de la cadena alimentaria: las algas unicelulares que viven bajo el hielo. Estas algas son fundamentales para el ecosistema, ya que sirven de alimento para los copépodos, pequeños crustáceos que a su vez sustentan a peces, aves marinas y mamíferos como las ballenas de Groenlandia.

Según un informe de National Geographic, la retirada temprana del hielo marino interrumpe el ciclo de crecimiento de estas algas, afectando toda la red trófica del océano Ártico. La disminución en la población de copépodos, por ejemplo, podría poner en riesgo la supervivencia de especies clave como el bacalao ártico.

Un futuro incierto para la fauna polar

Los efectos del deshielo en el Ártico son devastadores y afectan a múltiples especies, desde el oso polar hasta los organismos más pequeños. La pérdida de cientos de miles de kilómetros cuadrados de hielo marino representa una amenaza existencial para un ecosistema que ha permanecido relativamente estable durante milenios.

Si bien algunos científicos argumentan que ciertas especies podrían encontrar formas de adaptarse, la rapidez del cambio climático supera la capacidad evolutiva de la mayoría de los organismos polares. La única solución viable para mitigar estos efectos es la reducción global de las emisiones de gases de efecto invernadero y la adopción de políticas de conservación más estrictas.