Publicado: 9 abr. 2025
Un fósil antiguo resuelve un enigma evolutivo de más de 100 años sobre los artrópodos
Investigadores de Harvard describen formalmente a Helmetia expansa, un artrópodo cámbrico que revela claves sobre la evolución, locomoción y muda de los conciliterganos.
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Autor - Aldo Venuta Rodríguez

Durante más de un siglo, el artrópodo cámbrico Helmetia expansa fue uno de los grandes misterios paleontológicos. Descubierto por Charles Doolittle Walcott en 1918 y erróneamente clasificado como un crustáceo, esta enigmática criatura del yacimiento canadiense Burgess Shale nunca había sido descrita formalmente, a pesar de aparecer repetidamente en estudios científicos. Hasta ahora, solo se conocía un ejemplar ilustrado.
En un nuevo estudio publicado en el Journal of Systematic Palaeontology, investigadores de la Universidad de Harvard liderados por Sarah Losso, investigadora postdoctoral en el Departamento de Biología Organísmica y Evolutiva, ofrecen por primera vez una descripción detallada de Helmetia expansa. Sus hallazgos no solo resuelven una deuda científica de 100 años, sino que aportan nuevos datos sobre la evolución de los conciliterganos, un grupo poco común de artrópodos primitivos emparentado con los trilobites.
A diferencia de los trilobites, los conciliterganos no poseían exoesqueletos calcificados, por lo que solo se conservaron en condiciones fosilíferas excepcionales como las de Burgess Shale, donde incluso es posible observar tejidos blandos. Esto permitió a los investigadores estudiar no solo su morfología externa, sino también elementos internos como intestinos, branquias, patas y ojos.

El equipo analizó 36 ejemplares provenientes del Instituto Smithsoniano y del Museo Real de Ontario. Usaron filtros polarizadores y técnicas de fotografía especializada para resaltar estructuras difíciles de distinguir. Además, compararon los fósiles con especies similares de otros sitios cámbricos, como Chengjiang en China y Sirius Passet en Groenlandia.
Entre los descubrimientos más destacados está la identificación de patas locomotoras junto a branquias, lo cual contradice hipótesis anteriores que sugerían que Helmetia nadaba exclusivamente. Según los nuevos datos, este organismo caminaba por el fondo marino de forma similar a los trilobites, con patas adaptadas para desplazarse y capturar alimento.
El hallazgo más inusual fue la observación de dos ejemplares en proceso de muda, lo que representa la primera evidencia directa de este comportamiento en conciliterganos. Las imágenes muestran cómo el animal emergía por la parte delantera del exoesqueleto, similar a lo que se observa en los cangrejos herradura actuales. Esta estrategia de muda no había sido documentada en fósiles de este grupo, debido a la dificultad de capturar dicho momento en el registro fósil.
Los investigadores también notaron una sorprendente variedad en el tamaño corporal de los adultos. Los especímenes iban desde los 92 mm hasta los 180 mm, lo que indica un notable rango de crecimiento individual. Esto aporta nuevas pistas sobre el desarrollo y longevidad de estas criaturas durante el Cámbrico.
Con base en los nuevos análisis morfológicos, el estudio reestructura la clasificación de estos artrópodos en dos grupos principales: Helmediidae (con espinas laterales y segmentos diferenciados, donde se ubica Helmetia) y Tegopeltidae (con segmentos fusionados y sin espinas). También proponen incluir a Arthroaspis bergstroemi, de Groenlandia, dentro del grupo Conciliterga.
“Nuestros hallazgos ofrecen una visión mucho más completa de cómo era Helmetia, cómo vivía y cómo se relacionan los conciliterganos entre sí”, señaló Losso. “Esto resulta fundamental para avanzar en la comprensión de la evolución temprana de los artrópodos, uno de los grupos más diversos y exitosos del reino animal”.
Referencia: Journal of Systematic Palaeontology
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