NGC 4536 destaca por sus brillantes cúmulos de estrellas azules jóvenes y sus vibrantes regiones rosadas de hidrógeno ionizado, características de una intensa actividad de formación estelar. Se trata de una galaxia con brotes estelares, lo que significa que su tasa de nacimiento de estrellas es significativamente superior a la de la mayoría de las galaxias.
Las galaxias con brotes de formación estelar suelen activarse debido a interacciones gravitacionales con otras galaxias o porque el gas se concentra en un área específica. En el caso de NGC 4536, la estructura en forma de barra que atraviesa su núcleo podría estar canalizando gas hacia el centro, formando una región densa y activa donde las estrellas se crean a gran velocidad.
Los científicos también consideran que su entorno juega un papel clave. NGC 4536 pertenece al Grupo de Galaxias M61, que forma parte del Cúmulo de Virgo, una de las mayores concentraciones de galaxias cercanas a la Vía Láctea. La interacción gravitatoria con otras galaxias en el cúmulo podría estar comprimiendo el gas dentro de NGC 4536, acelerando el proceso de formación estelar.
Las estrellas recién nacidas en esta galaxia son masivas y de vida corta. Estas estrellas azules arden intensamente y terminan su ciclo en explosiones de supernova, liberando una gran cantidad de luz ultravioleta que calienta el gas circundante. Esto da lugar a regiones HII, nubes de hidrógeno ionizado que brillan en tonos rojizos, como se aprecia en la imagen del Hubble.
Esta espectacular imagen forma parte de un proyecto de la NASA y la ESA para estudiar el entorno galáctico en el universo local, analizando la conexión entre las estrellas jóvenes y el gas molecular frío. Las observaciones del Hubble permiten a los astrónomos comprender mejor cómo nacen y evolucionan las galaxias, revelando los secretos de su estructura y composición.
A medida que el Hubble sigue explorando el cosmos, cada nueva imagen nos acerca más a entender el ciclo de vida de las galaxias y las fuerzas que dan forma al universo. NGC 4536 es un ejemplo fascinante de cómo las galaxias pueden transformarse y evolucionar a lo largo de millones de años, creando estrellas que algún día iluminarán nuevas partes del cielo.