El equipo analizó las formaciones sedimentarias del Grupo Tonto, un registro fósil clave de hace más de 500 millones de años. Las evidencias apuntan a fluctuaciones abruptas en el nivel del mar y en el clima, que podrían haber acelerado la diversificación de especies marinas como los trilobites, uno de los primeros animales con caparazón duro.
Estos hallazgos sugieren que eventos naturales como tormentas intensas y cambios rápidos en el entorno marino desempeñaron un papel crucial en la evolución. Los científicos destacan que estos ciclos evolutivos no fueron graduales, sino el resultado de condiciones ambientales extremas.
La investigación, liderada por un equipo internacional de geólogos, también pone en relieve la importancia de reevaluar modelos tradicionales sobre cómo y cuándo ocurrieron estos cambios. Aunque el Gran Cañón es conocido por su historia geológica, este descubrimiento subraya su papel como archivo natural de los cambios más significativos de la Tierra.
El estudio no solo desafía teorías previas, sino que ofrece nuevas perspectivas sobre cómo factores ambientales pueden influir en la evolución. Los científicos planean seguir investigando otros sitios clave para obtener una visión más completa de la evolución terrestre.