Un equipo internacional de científicos ha utilizado el popular videojuego Minecraft como entorno experimental para estudiar cómo los humanos aprenden en grupo. La investigación, publicada el 25 de abril de 2025 en la revista Nature Communications, revela que la adaptabilidad entre el aprendizaje individual y social es el principal motor del éxito en tareas complejas.
El estudio fue realizado por investigadores de la Technische Universität Berlin, el Instituto Max Planck, la Universidad de Tübingen y la Universidad de Nueva York, y se enmarca en el proyecto “Science of Intelligence” (SCIoI). Utilizando un entorno personalizado de Minecraft, los científicos diseñaron una simulación de búsqueda de alimentos en la que los participantes debían decidir cuándo actuar por su cuenta o cuándo seguir pistas sociales provistas por otros jugadores.
Durante el experimento, los jugadores exploraban escenarios virtuales donde los recursos podían estar dispersos o agrupados. En este contexto, se les incentivaba a adaptar su estrategia: ¿seguir buscando de forma autónoma o basarse en señales sociales, como las marcas visuales que otros dejaban al encontrar recursos?

Los resultados fueron contundentes: aquellos que alternaban de forma flexible entre estrategias asociales y sociales obtenían los mejores resultados. Esta capacidad de adaptación superaba ampliamente a quienes seguían métodos fijos. Para observar este comportamiento, los investigadores desarrollaron una herramienta computacional avanzada capaz de registrar el campo visual y las decisiones de los participantes 20 veces por segundo.
“Ahora podemos predecir con gran precisión qué bloque de Minecraft elegirá una persona en función de su mirada, movimientos y contexto”, explica el Dr. Charley Wu, coautor del estudio. Este avance conecta la inteligencia humana con los algoritmos de aprendizaje que impulsan la inteligencia artificial moderna.
Más allá del videojuego, este experimento proporciona una ventana crucial al aprendizaje humano en escenarios realistas. “No somos simplemente imitadores ni aprendices solitarios. Somos adaptativos”, enfatizó el Dr. Ralf Kurvers. “Ese equilibrio dinámico entre explorar por uno mismo y aprender de los demás refleja la esencia de la inteligencia colectiva humana”.
Las implicaciones son amplias: desde el diseño de sistemas educativos más eficaces hasta nuevas formas de fomentar la innovación y la colaboración. Además, el estudio plantea un marco útil para futuras investigaciones sobre cómo circula la información en redes sociales o entornos laborales.
En definitiva, Minecraft no solo es un videojuego: se ha convertido en un laboratorio digital que nos enseña cómo funciona la mente humana cuando se enfrenta a retos complejos en grupo. El éxito, concluyen los autores, no depende de elegir entre trabajar solo o en grupo, sino de saber cuándo hacer cada cosa.
Referencias: Nature