Publicado: 12 mar. 2025

Nuevo estudio revela que el megalodón era más grande y delgado de lo pensado

El megalodón, el colosal tiburón prehistórico, pudo haber sido más grande y delgado de lo que se creía. Un nuevo estudio sugiere que alcanzaba hasta 24,3 metros y tenía una forma más hidrodinámica, similar a un tiburón limón, desafiando las representaciones tradicionales de este depredador marino.

339

/

3 min lectura

Autor - Aldo Venuta Rodríguez

Imagen artística de un megalodón asomando sobre la superficie del agua, con su boca abierta y un cielo nublado de fondo.
Imagen artística del megalodón

Durante años, el megalodón ha sido representado como una versión gigante del gran tiburón blanco, pero un reciente estudio ha cambiado por completo esta percepción. Investigadores han determinado que su forma era más delgada y aerodinámica, lo que le permitía moverse con mayor eficiencia en el agua, desafiando las ideas previas sobre su estructura corporal.

El estudio, liderado por el paleobiólogo Kenshu Shimada de la Universidad DePaul, analizó fósiles de una columna vertebral hallada en Bélgica. A partir de estos restos y de comparaciones con 145 especies de tiburones actuales y 20 extintas, los científicos concluyeron que el megalodón pudo haber alcanzado hasta 24,3 metros de longitud, superando significativamente las estimaciones previas.

Uno de los hallazgos más sorprendentes fue que, a diferencia del gran tiburón blanco, el megalodón no tenía una estructura corpulenta, sino que su cuerpo era más delgado y alargado, similar al de un tiburón limón o incluso a una ballena. Esto indica que, más que un depredador de emboscada, este tiburón prehistórico pudo haber sido un cazador de larga distancia con un nado más eficiente.

El estudio también reveló detalles sobre su crecimiento y desarrollo. Se estima que las crías de megalodón medían entre 3,6 y 3,9 metros al nacer, lo que equivale al tamaño de un tiburón blanco adulto. Esto sugiere que, desde el nacimiento, ya eran lo suficientemente grandes como para cazar presas considerables, incluyendo mamíferos marinos, lo que les aseguraba una ventaja en la supervivencia.

El análisis del gigantismo en los vertebrados acuáticos ha llevado a una conclusión interesante: los cuerpos más delgados favorecen el crecimiento hasta tamaños colosales. A diferencia del gran tiburón blanco, cuyo cuerpo robusto limita su tamaño, el megalodón pudo alcanzar dimensiones extraordinarias sin comprometer su velocidad y eficiencia en la natación.

A pesar de estos avances en la reconstrucción del megalodón, los científicos advierten que todavía quedan muchas incógnitas. Al estar compuesto de cartílago en lugar de hueso, su esqueleto no se fosiliza fácilmente, lo que impide obtener una imagen completa de su anatomía. Hasta el momento, no se ha hallado un esqueleto completo que confirme con certeza estas estimaciones.

Sin embargo, este nuevo modelo basado en evidencia fósil y comparaciones con tiburones modernos representa la reconstrucción más precisa hasta la fecha. No solo redefine la apariencia del megalodón, sino que también ofrece una nueva perspectiva sobre la evolución de los depredadores marinos y las adaptaciones que les permitieron alcanzar tamaños gigantescos.

Referencias: Biología del Otodus megalodon