Descubren arañas zombis controladas por un hongo en cuevas de Irlanda

Investigadores han descubierto en cuevas de Irlanda un hongo capaz de manipular el comportamiento de las arañas, llevándolas a una muerte inevitable. Identificado como Gibellula attenboroughii, este organismo parasitario controla a sus huéspedes de manera similar a los famosos hongos Ophiocordyceps, que convierten a las hormigas en zombis. Este hallazgo sugiere que existen más infecciones fúngicas que afectan la dinámica de las poblaciones de arañas en Europa.

Autor - Aldo Venuta Rodríguez

2 min lectura

Primer plano de una araña infectada por el hongo Gibellula attenboroughii, mostrando su cuerpo cubierto de estructuras fúngicas en una cueva de Irlanda.
Créditos: CABI

El estudio, dirigido por el Dr. Harry Evans y un equipo internacional de científicos, encontró que las arañas infectadas abandonaban sus redes y refugios naturales para trasladarse a zonas expuestas, donde finalmente morían. Este comportamiento favorece la dispersión de las esporas del hongo, asegurando su propagación en nuevos huéspedes.

Los investigadores lograron identificar la principal víctima de este hongo, la araña de cuevas Metellina merianae. Sin embargo, también hallaron rastros de infección en otra especie, Meta menardi, ambas habitantes de entornos subterráneos en Irlanda del Norte y la República de Irlanda.

Al analizar los metabolitos producidos por Gibellula attenboroughii, los científicos encontraron sustancias que alteran el sistema nervioso de las arañas, llevándolas a un comportamiento suicida. Este mecanismo es similar al de Ophiocordyceps, el hongo que inspiró la serie The Last of Us.

El descubrimiento también resalta la diversidad oculta de hongos parásitos en la región. Registros históricos sugieren que epidemias similares podrían haber ocurrido antes en poblaciones de arañas en el Reino Unido, pero pasaron desapercibidas debido a la falta de estudios detallados.

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Los científicos concluyen que el papel de estos hongos en los ecosistemas merece una investigación más profunda. La posibilidad de que existan más especies con efectos similares podría cambiar nuestra comprensión sobre el impacto de los parásitos fúngicos en la fauna silvestre.

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