En lo profundo de los Andes bolivianos se encuentra el volcán Uturuncu, conocido como “volcán zombi” porque, a pesar de haber estado inactivo durante más de 250.000 años, sigue mostrando signos de actividad, como terremotos y emisiones de gases. Un estudio internacional, publicado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS), ha revelado la causa de estos disturbios, disipando temores sobre una erupción inminente.
Dirigido por la Universidad de Oxford junto con científicos de China y Estados Unidos, el equipo combinó datos sísmicos, modelos físicos y análisis petrográficos para construir una imagen precisa del sistema subterráneo de Uturuncu. La investigación demuestra que el movimiento de fluidos geotérmicos bajo el volcán genera deformaciones superficiales, sin evidencia de una acumulación significativa de magma que pudiera indicar una erupción cercana.
El Uturuncu muestra un patrón de deformación único, con el terreno elevándose en su centro y hundiéndose en los alrededores, formando un perfil de “sombrero”. Esta deformación ha sido monitoreada cuidadosamente debido a su potencial riesgo para las comunidades cercanas, pero el nuevo análisis ofrece tranquilidad.

Usando la tomografía sísmica, los investigadores mapearon el interior del volcán en tres dimensiones. Las variaciones en la velocidad de propagación de las ondas sísmicas permitieron identificar zonas saturadas de líquidos y gases, conectadas al gigantesco Complejo Volcánico Altiplano-Puna, el mayor cuerpo magmático conocido en la corteza terrestre.
Según el equipo, un sistema hidrotermal activo permite el ascenso de fluidos calientes desde este complejo hasta depósitos superficiales justo debajo del cráter del Uturuncu. La acumulación de estos fluidos explica las deformaciones actuales observadas mediante GPS y técnicas gravimétricas.
El profesor Mike Kendall, coautor de la Universidad de Oxford, señaló: "Nuestros resultados muestran cómo una combinación de técnicas geofísicas y geológicas puede revelar procesos ocultos en volcanes aparentemente inactivos, permitiéndonos evaluar mejor sus verdaderos riesgos".
Por su parte, el profesor Haijiang Zhang, de la Universidad de Ciencia y Tecnología de China, explicó que el éxito del estudio radica en el enfoque interdisciplinario que combinó sismología avanzada y modelado petrofísico, permitiendo rastrear la circulación de fluidos en el subsuelo.

La investigación también destaca que fenómenos similares podrían estar ocurriendo en otros volcanes “durmientes” en todo el mundo. El profesor Matthew Pritchard, de la Universidad de Cornell, advirtió que muchos volcanes no considerados actualmente activos podrían exhibir signos de actividad hidrotermal interna, similar al Uturuncu.
Más de 1400 volcanes potencialmente activos existen globalmente, y muchos presentan signos de vida como subsidencias, emisiones de gas o actividad sísmica leve. Aplicar las técnicas desarrolladas en Uturuncu permitirá entender mejor sus comportamientos y anticipar riesgos.
En resumen, aunque Uturuncu continúa mostrando “signos de vida”, el estudio confirma que estos son provocados por procesos hidrotermales superficiales y no por una inminente actividad eruptiva, aportando valiosa tranquilidad para las poblaciones cercanas y una hoja de ruta para futuras investigaciones volcánicas.
Referencias: Actas de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS) | Universidad de Oxford