Un descubrimiento en el fondo del mar de Belice ha arrojado nueva luz sobre el comportamiento de los ciclones tropicales a lo largo de la historia. Científicos de un equipo internacional, liderado por la Universidad Goethe de Frankfurt, extrajeron un núcleo de sedimentos de 30 metros de largo del famoso Gran Agujero Azul, una cueva submarina de 318 metros de diámetro y 124 metros de profundidad.
El análisis detallado de los sedimentos, preservados durante milenios gracias a las condiciones anóxicas del sitio, reveló que la frecuencia de tormentas tropicales y huracanes en el suroeste del Caribe ha aumentado de forma constante durante los últimos 5.700 años. Publicado en la revista Science Advances, el estudio proporciona un registro excepcionalmente preciso de eventos climáticos extremos.
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Los investigadores identificaron 574 capas de tempestitas —depósitos de partículas gruesas transportadas por oleajes ciclónicos— intercaladas entre sedimentos finos. Este patrón sugiere que, si bien existieron fluctuaciones naturales, el aumento reciente en la actividad de tormentas no puede explicarse sin considerar el impacto del cambio climático causado por actividades humanas.
Particularmente alarmante es el hallazgo de nueve capas de tempestitas correspondientes solo a los últimos 20 años, lo que sugiere que en el siglo XXI podrían impactar hasta 45 tormentas sobre la región, un número sin precedentes que supera ampliamente la variabilidad natural registrada en cinco milenios.

La investigación también encontró correlaciones directas entre el calentamiento de las temperaturas oceánicas, el desplazamiento hacia el sur de la Zona de Convergencia Intertropical y el aumento en la formación de ciclones intensos. Estos factores, exacerbados por el calentamiento global, crean condiciones cada vez más favorables para la rápida intensificación de las tormentas tropicales.
El Gran Agujero Azul, explorado por primera vez en profundidad por Jacques-Yves Cousteau en 1960, ahora demuestra ser más que un sitio espectacular de buceo: se ha convertido en un archivo climático invaluable que ayuda a entender la evolución de los fenómenos meteorológicos extremos y sus implicaciones futuras.
Los científicos advierten que, de no tomarse medidas drásticas para frenar el cambio climático, las consecuencias para el Caribe, Centroamérica y la costa este de Estados Unidos serán devastadoras. El aumento en la frecuencia e intensidad de huracanes pone en riesgo a millones de personas y podría alterar profundamente los ecosistemas costeros.
Este hallazgo no solo mejora la comprensión del pasado climático, sino que también fortalece la necesidad de reforzar las políticas de mitigación y adaptación frente al cambio climático, subrayando que el comportamiento de los océanos y las tormentas ya está cambiando de manera irreversible debido a la actividad humana.
Referencias: Science Advances