En el corazón de un bosque montañoso de O'ahu, Hawái, científicos han documentado a una oruga tan peculiar como inquietante. Se trata de una especie inédita del género Hyposmocoma, que no solo devora insectos, sino que usa sus restos para camuflarse. Apodada como la “recolectora de huesos”, esta oruga carnívora transforma su entorno en un campo de caza y su cuerpo en una galería macabra de trofeos.
El hallazgo, publicado por Daniel Rubinoff y su equipo el 24 de abril de 2025 bajo la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS), describe a esta criatura que habita exclusivamente dentro de telarañas ocultas. Allí, se alimenta de presas capturadas por arañas o de cadáveres olvidados. Su conducta carroñera se complementa con un comportamiento insólito: adorna su estuche de seda con extremidades y exoesqueletos de insectos como mecanismo de camuflaje.
La oruga pertenece a un linaje antiguo que ha evolucionado exclusivamente en Hawái. A pesar de los más de 200.000 tipos de lepidópteros registrados en el mundo, menos del 0,1 % son carnívoros. Esta nueva especie amplía el catálogo de adaptaciones extremas en un ecosistema ya de por sí singular y frágil.
Durante más de dos décadas de trabajo de campo, solo se han identificado 62 ejemplares, lo que convierte a esta oruga en una de las más escasas del planeta. Vive restringida a una zona de apenas 15 km², lo que la hace vulnerable a la pérdida de hábitat, especies invasoras y cambios en las telarañas que usa como hogar.
El proceso de decoración de su “estuche” —una estructura que carga sobre su espalda— implica seleccionar, cortar y ensamblar restos de presas no digeribles, como patas o alas. Los científicos sospechan que esta ornamentación grotesca actúa como defensa pasiva contra las arañas anfitrionas, engañándolas con un disfraz de cadáver.
Paradójicamente, este comportamiento tan elaborado podría ser una reliquia evolutiva que permitió a esta línea de orugas sobrevivir durante millones de años. La especie sería incluso más antigua que la propia isla de O'ahu, lo que sugiere una historia evolutiva aún más fascinante y compleja de lo que se pensaba.
A pesar de su adaptación a las arañas no nativas y su notable estrategia de supervivencia, los investigadores advierten que sin medidas de conservación inmediatas, esta oruga podría extinguirse silenciosamente. Es un recordatorio de cuán frágiles pueden ser incluso las criaturas más resilientes en los ecosistemas insulares.
Este descubrimiento no solo expone una rareza biológica, sino también la necesidad urgente de proteger la biodiversidad de Hawái, un archipiélago donde el aislamiento geográfico ha permitido que la evolución cree maravillas que, sin intervención, podrían desaparecer para siempre.
Referencias: Estudio en Science (AAAS)