La superficie de Marte, caracterizada por su terreno accidentado y rocoso, representa un desafío significativo para la movilidad de los vehículos exploradores. Los neumáticos convencionales, fabricados con acero, enfrentaban problemas de plastificación, que impedían su recuperación tras impactos severos. La solución llegó con las aleaciones de níquel-titanio, capaces de soportar tensiones extremas y garantizar la durabilidad de los neumáticos.
Esta tecnología fue desarrollada en el Centro de Investigación Glenn de la NASA en Cleveland, donde un equipo liderado por el Dr. Santo Padula trabajó para mejorar los neumáticos de resorte existentes. El resultado fue un neumático capaz de atravesar terrenos desafiantes sin sufrir deformaciones permanentes, gracias a las propiedades únicas de las aleaciones SMA.
Las pruebas, realizadas en el Mars Yard de Airbus Defence and Space en el Reino Unido, incluyeron escenarios como ascensos y descensos en pendientes, desplazamientos sobre rocas y movimientos en arena. Los resultados confirmaron la estabilidad y la resistencia de los neumáticos, cumpliendo con todas las expectativas del equipo investigador.
Además de su aplicación en Marte, esta tecnología tiene potencial para ser utilizada en la Luna, donde la NASA planea establecer bases habitables. Según Padula, los SMA podrían ser clave no solo en neumáticos, sino también en estructuras capaces de absorber impactos de micrometeoritos, fundamentales para la protección de astronautas y científicos en entornos extremos.
A medida que la NASA avanza en su programa de exploración espacial, los neumáticos con aleaciones con memoria de forma representan un gran paso hacia la creación de vehículos más duraderos y versátiles, esenciales para misiones en el espacio profundo.