Europa Clipper, programada para lanzarse este año, tiene como objetivo investigar la superficie y el subsuelo de Europa, donde se cree que existe un océano global bajo una capa de hielo de varios kilómetros. Equipado con radares y espectrómetros avanzados, el orbitador buscará evidencia de agua líquida y compuestos orgánicos en las grietas del hielo.
Por su parte, la misión JUICE de la ESA realizará sobrevuelos cercanos a Europa, Ganímedes y Calisto, analizando sus atmósferas y superficies heladas. Estos estudios permitirán a los científicos comprender mejor los procesos que hacen posible la existencia de océanos subterráneos, un requisito esencial para la vida tal como la conocemos.
Además, tecnologías innovadoras como perforadoras criogénicas y drones subacuáticos están siendo desarrolladas para futuras misiones que planean acceder directamente a los océanos bajo el hielo. Estas herramientas podrían recopilar muestras y analizar su composición en busca de microorganismos vivos.
La exploración de lunas heladas no solo tiene implicaciones científicas, sino también estratégicas. Comprender la habitabilidad de estos entornos podría ofrecer pistas sobre cómo gestionar recursos en futuras colonias humanas en el sistema solar. Estas misiones representan un avance crucial en la expansión del conocimiento humano más allá de nuestro planeta.