El asteroide, de apenas 10 metros de ancho, fue detectado por el telescopio ATLAS en Sudáfrica el 7 de agosto de 2024. Su órbita cercana a la de la Tierra llamó la atención de los investigadores, quienes analizaron su composición y comportamiento orbital. Los estudios revelaron que 2024 PT5 es rico en minerales de silicato, similares a los encontrados en rocas lunares, lo que sugiere su origen en la Luna.
La investigación fue liderada por el astrónomo Teddy Kareta, quien destacó que el asteroide carece de erosión espacial significativa, indicando que ha estado en el espacio solo por unos pocos miles de años. "Esto nos da una ventana única para estudiar fragmentos lunares recientes", afirmó Kareta.
Además, el análisis del movimiento del asteroide descartó la posibilidad de que fuera un desecho espacial. Según Oscar Fuentes-Muñoz, investigador del JPL de la NASA, la densidad del objeto y su respuesta a la radiación solar confirman su origen natural y su posible conexión con la Luna.
Este descubrimiento duplica el número de asteroides conocidos que podrían haberse originado en la Luna. Anteriormente, el asteroide 469219 Kamo'oalewa, con una órbita similar, fue identificado en 2016. Los científicos esperan que telescopios más avanzados detecten más asteroides lunares en el futuro.
Estudiar estos objetos podría aportar información valiosa sobre los cráteres de impacto en la superficie lunar y proporcionar acceso a materiales profundos de la Luna sin necesidad de misiones tripuladas. Este hallazgo resalta la estrecha conexión entre la investigación de asteroides y la exploración lunar.