Publicado: 7 feb. 2025

La NASA descubre nuevos cinturones de radiación tras una tormenta solar

Un pequeño satélite de la NASA permitió a los científicos identificar dos nuevos cinturones de radiación formados tras la tormenta solar de mayo de 2024. Este descubrimiento es clave para la protección de las naves espaciales que cruzan estas regiones del espacio.

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Autor - Aldo Venuta Rodríguez

Visualización de los cinturones de radiación con líneas del campo magnético de la Tierra.
La tormenta solar de mayo de 2024 generó dos nuevos cinturones de radiación entre los cinturones de Van Allen. (Créditos: NASA/Centro de vuelo espacial Goddard/Kristen Perrin)

La tormenta solar de mayo de 2024 fue la más intensa en 20 años, liberando oleadas de partículas de alta energía que impactaron la Tierra. Además de generar auroras espectaculares y afectar brevemente las comunicaciones GPS, esta tormenta creó dos cinturones de radiación adicionales alrededor del planeta.

Estos nuevos cinturones surgieron entre los dos cinturones de Van Allen, estructuras permanentes descubiertas en 1958. Compuestos de partículas atrapadas por el campo magnético terrestre, estos cinturones pueden representar un peligro para las naves espaciales y los astronautas.

El hallazgo fue posible gracias al satélite Colorado Inner Radiation Belt Experiment (CIRBE), un CubeSat del tamaño de una caja de zapatos. Diseñado para analizar la radiación espacial, dejó de transmitir en abril de 2024, pero sorpresivamente volvió a funcionar en junio, justo a tiempo para registrar datos detallados sobre los nuevos cinturones.

Lo inusual de estos cinturones temporales es su composición y duración. Mientras que formaciones similares observadas en el pasado contenían principalmente electrones, el cinturón más interno de este fenómeno también presentaba protones energéticos, lo que lo hace único. Además, su duración superó ampliamente la de eventos previos, prolongándose por meses en lugar de semanas.

Este descubrimiento es crucial para la seguridad de futuras misiones espaciales. Las naves que alcanzan órbitas geoestacionarias deben atravesar estos cinturones de radiación, por lo que comprender su comportamiento es esencial para diseñar protecciones adecuadas contra sus efectos.

El CubeSat CIRBE, aunque terminó su misión en octubre de 2024 debido a la resistencia atmosférica, proporcionó información clave sobre la evolución de los cinturones de radiación. Sus datos ayudarán a mejorar los modelos de predicción y a reducir los riesgos en futuras exploraciones espaciales.