Ío, una de las lunas de Júpiter, es el cuerpo celeste más volcánico del sistema solar. Durante un sobrevuelo el 27 de diciembre de 2024, el instrumento JIRAM (Jovian Infrared Auroral Mapper) de la misión Juno detectó un punto caliente en el hemisferio sur de Ío, con una potencia seis veces mayor que la de todas las centrales eléctricas de la Tierra combinadas.
El fenómeno se atribuye a la inmensa energía generada por el calentamiento por fricción debido a las interacciones gravitacionales entre Ío y Júpiter. Este proceso derrite el interior de Ío, generando erupciones continuas desde más de 400 volcanes activos en su superficie.
La formación detectada por JIRAM abarca una superficie de 100,000 kilómetros cuadrados, superando el récord anterior del lago de lava Loki Patera, que tiene una extensión de 20,000 kilómetros cuadrados. La energía radiada por este punto caliente supera los 80 billones de vatios, destacando la magnitud de la actividad volcánica en Ío.
La cámara JunoCam también capturó imágenes de esta región, revelando cambios significativos en la coloración de la superficie, asociados a depósitos de azufre, penachos volcánicos y flujos de lava. Este evento podría dejar marcas geológicas duraderas, similares a las observadas en erupciones pasadas de Ío.
Se espera que Juno realice un nuevo sobrevuelo de Ío el 3 de marzo de 2025, proporcionando más datos sobre esta región y permitiendo a los científicos estudiar cómo evoluciona el paisaje tras una erupción de esta magnitud.