Publicado: 13 abr. 2025

¿Colonizar Marte? Científicos proponen nuevas estrategias para hacer habitable el planeta rojo

Un nuevo estudio explora cómo el uso de asteroides y polvo marciano podría convertir a Marte en un entorno habitable para futuras generaciones humanas.

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Autor - Aldo Venuta Rodríguez

Imagen realista del planeta Marte visto desde el espacio con un asteroide aproximándose.
Imagen de Iceebook

La idea de transformar Marte en un segundo hogar para la humanidad ha dejado de ser una fantasía exclusiva de la ciencia ficción para convertirse en un campo de estudio activo, con múltiples líneas de investigación en desarrollo. Un reciente conjunto de estudios científicos ha revitalizado el debate sobre la terraformación del planeta rojo, proponiendo mecanismos tanto ambiciosos como plausibles para modificar su atmósfera, aumentar su temperatura y, en última instancia, permitir la vida humana sin dependencia total de hábitats cerrados o trajes presurizados.

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Uno de los enfoques más audaces fue presentado por Leszek Czechowski, físico de la Academia Polaca de Ciencias, durante la 56ª Conferencia de Ciencias Lunares y Planetarias. Su propuesta consiste en utilizar asteroides provenientes del Cinturón de Kuiper —e incluso de la lejana Nube de Oort— para generar impactos controlados que liberen gases volátiles capaces de engrosar la atmósfera de Marte. El objetivo sería incrementar la presión atmosférica hasta niveles compatibles con la vida humana sin trajes espaciales, aunque el autor advierte que se trata de un proceso que requeriría miles de años y un coste energético descomunal.

En paralelo, investigadores de la Universidad de Chicago, Northwestern y Florida Central han ideado una solución más inmediata: emplear el propio polvo marciano, convertido en nanopartículas reflectantes, para crear un efecto invernadero controlado. Liberando 30 litros por segundo de estas partículas tratadas, calculan que podrían aumentar la temperatura de la superficie de Marte en 30 °C en cuestión de meses. Esta técnica, si bien más accesible que redirigir asteroides, todavía requiere millones de toneladas de material y una logística compleja para su implementación sostenida.

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Actualmente, la temperatura media en Marte ronda los -60 °C y puede caer hasta -125 °C en los polos durante el invierno. A pesar de estar dentro de la zona habitable del sistema solar, su delgada atmósfera compuesta casi en su totalidad por dióxido de carbono no retiene suficiente calor, ni permite la respiración humana. El problema es doble: hay que calentar el planeta, pero también dotarlo de una atmósfera respirable.

En ese sentido, la NASA ha desarrollado el dispositivo MOXIE, instalado en el rover Perseverance, que ha demostrado ser capaz de convertir pequeñas cantidades de CO₂ marciano en oxígeno. Aunque se encuentra en una fase experimental, representa un avance crucial hacia la futura producción de oxígeno in situ, lo que aliviaría la necesidad de transportar enormes volúmenes desde la Tierra.

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Otro desafío relevante es la gravedad marciana, que equivale apenas al 38% de la terrestre. Aunque aún no se comprende del todo cómo esta baja gravedad afectaría a largo plazo la salud humana, existen evidencias de que podría provocar atrofia muscular, pérdida de densidad ósea y alteraciones neurológicas. La terraformación, por lo tanto, no puede centrarse únicamente en lo atmosférico o térmico: deberá también considerar adaptaciones biotecnológicas y arquitectónicas que permitan una vida saludable y sostenible para los futuros colonos marcianos.

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Finalmente, aunque la terraformación completa de Marte sigue siendo un proyecto de largo plazo, los estudios más recientes muestran un camino menos especulativo y más técnico. Lejos de la visión puramente hollywoodense, los científicos trabajan sobre hipótesis calculadas, simulaciones avanzadas y tecnologías que ya existen o están en desarrollo. Transformar a Marte en un mundo habitable aún está fuera del alcance de nuestra generación, pero quizás no de las siguientes.